Etapa 2: de Skoura al valle del Dadès
La carretera nacional discurre entre Skoura y Quelat Mgouna por un
terreno desértico, donde escasean los pueblos y las kasbas. El único punto intermedio en el que se concentran una
quincena de ellas es Imassine, un pequeño oasis lleno de árboles frutales de
todo tipo, excepto las palmeras, que no volveremos a encontrar hasta Tinghir.

14 km después de Imassine, en el punto 31º 11,487’ N - 6º 12,950’ W,
una pista desciende a la derecha, cruza el Dadès por un puente y llega al poblado de Aït Ouaddar, donde vemos dos casbas en ruinas pintorescas por
su situación, en la orilla del río: la de Aït Said (31º 10,882’ N - 6º 11,282’ W) y la de Aït Ouahi
(31º 11,043’ N - 6º 11,662’ W).

Kasba Aït Said |

Kasba Aït Ouahi |
Luego, un poco antes de llegar a Quelat Mgouna, divisaremos al otro lado del río
las ruinas de la fortaleza que dio nombre a esta población y, junto a ellas, la kasba de Ait Fadil (31º 13,871’ N -
6º 08,508’ W), muy llamativa, en perfecto estado de conservación.
El alto valle de Mgoun o ‟valle de las rosas”

Del centro de Quelat Mgouna surge un desvío asfaltado a la izquierda. Tomándolo,
se descubren muy pronto los restos del ksar Talmout de Mirna, en medio de los cultivos (31º 15,378’ N - 6º
07,930’ W), y un poco más allá la impresionante kasba de Mirna o Tighremt n’Oufella n’Mirna sobre un
peñasco (31º 15,549’ N - 6º 82,626’ W).

Ksar Talmout, Mirna |

Tighremt n’Oufella n’Mirna |
A continuación, esta carretera secundaria remonta el valle de Mgoun,
también conocido como ‟valle de las Rosas”, pasando por numerosos pueblos, como Azrou y Tourbist. De Azrou, una pista a la
izquierda permite acceder a Tazrout, donde se levantan dos casbas de gran altura.
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En Bou Taghrar se yergue, entre otras, la kasba de Ait Oumergden (31º 23,457’ N -
6º 07,937’ W), impresionante por sus proporciones y riquísima en decoración. Puede visitarse por dentro (10 DH).
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Más allá, una pista que surge a la derecha, no aconsejable a los
vehículos de turismo, se dirige a Imi n’Ouaka, que cuenta con un elevado número de casbas en un paisaje maravilloso.

Imi n’Ouaka
En Alemdoun, otro desvío a la derecha conduce a Amajgag
y de allí una carretera recientemente asfaltada continúa por Imeskar y un puerto de tres mil metros hasta el alto valle
de Mgoun y el valle de Bougamés.
Poco después, una última pista a la izquierda nos permite entrar en
Rbat, donde admiraremos la kasba antigua de la familia Oumergdal, abierta a la visita (31º 24,868’ N - 6º 12,693’ W).
En cuanto a la carretera asfaltada, acaba en Ait Toumert, después de pasar junto a la casba de Ait Lala, en Ait Khalifa.
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Entre Quelat Mgouna y Boumaln Dadès, la carretera discurre
siempre junto al valle, donde se concentran los cultivos, la población y las kasbas.
La primera que cabe mencionar es la de El Goumt (31º 17,444’ N - 6º 02,578’ W), un conjunto de dos
edificios que habían pertenecido a El Glaui, pasando luego a manos del Estado. Lamentablemente, se mantienen cerrados al público
y se van degradando poco a poco sin que las autoridades competentes hagan el menor esfuerzo por evitarlo, pese a los informes de
que disponen desde 1975 acerca de sus posibilidades de explotación turística.

Un poco más allá de Souk Khemis (el zoco de los jueves), surge a la derecha
la kasba de Ait Kassi (31º 18,695’ N - 6º 01,460’ W), anunciada como "Maison d’Hôtes y Museo de arte
beréber". Construida en varias etapas entre 1920 y 1950, merece la pena visitarla por su buen estado de conservación
y por los objetos tradicionales que contiene, entre ellos una interesante colección de joyas bereberes.
Esta feliz iniciativa de sus propietarios contrasta con el desinterés del Estado por su vecina de El Goumt. Entrada: la voluntad.
Más lejos, en Agafai, descubriremos la hermosa
kasba de El Haj Moha Ou Abdessalam (31º 20,240’ N - 6º 00,495’ W). Data de principios del siglo XX y llama la atención por su
galería exterior con arcadas, así como por su abundante decoración de los muros
y las torres. Hoy está lamentablemente abandonada, pero todavía no ha empezado a caerse.
En Ait Bou Allal aparece, por el contrario, la casba de El
Haj Moha ou Brahim (31º 21,984’ N - 5º 59,793’ W), aún habitada y bien conservada, aunque mucho menos pintoresca que la precedente.
Otras casbas que jalonan esta etapa quedan un poco apartadas de la carretera, no teniendo ninguna de ellas un especial interés.
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Al llegar a Boumalne, encontraremos las ruinas del
antiguo ksar Aït Idir y, un poco más lejos, la kasba de Ait Ouzza, que es una de las más altas de toda
la región, con 18 metros.
Se halla todavía en buen estado porque sigue habitada y, en principio,
nos limitaremos a admirar su imagen exterior.
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El alto valle del Dadès

Del centro de Boumalne surge una pista practicable con cualquier vehículo,
que remonta el valle del Dadès por la margen izquierda del río, hasta Slilo. Allí se yergue la kasba del caíd Mimoun
(31º 23,356’ N - 5º 59,144’ W), que tiene cinco plantas y está en venta (ver el apartado comprarse una
casba).
Al resto de las poblaciones del valle se llega por una carretera bien asfaltada que asciende hasta Msemrir por un hermoso
paisaje de alta montaña jalonado de cañones, gargantas y curiosas formaciones de conglomerado.
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La primera kasba de este recorrido se sitúa frente a la aldea llamada
Ighrem Melloul, en Ait Moutad (31º 24,804’ N - 6º 00,153’ W), y fue levantada en 1939 por Mohadach Ou El Haj, que
era en ese momento el representante de El Glaoui en la zona. Es la única de todo el Sur de Marruecos que tiene cinco torreones de ángulo en
lugar de los cuatro habituales y ello se debe probablemente a la necesidad de adaptarse al terreno, puesto que fue construida justo
al borde de un barranco. Está abierta a la visita turística mediante el pago de una entrada y su interior sorprende por la influencia
urbana, con un gran patio central y arcadas cubiertas de yeso esculpido. Desde la azotea se obtiene una vista fantástica sobre el valle. |
En Ait Larbi se concentran tres kasbas de finales del
siglo XIX, muy ricas en ornamentación. Su entorno paisajístico acrecienta todavía más su valor artístico, ofreciendo uno de los
cuadros más espectaculares de toda la región. La de Aït Khoya Ali (31º 27,445’ N - 6º 58,299’ W) está abierta a la
visita mediante una propina.

La siguiente kasba la encontramos en Ait Idir, siendo bastante sencilla. Luego nos
adentramos en las gargantas del Dadès y, cuando el valle vuelve a ensancharse, aparece la kasba de Imdiazen, decorada con primor y bastante bien conservada.
Sólo puede verse por fuera, ya que sus dueños no habitan en ella ni en las cercanías.

Hay también una kasba en Ait Amer y dos bastante pequeñas
en Tighadouine, un hermoso pueblo que trepa por la ladera de la montaña. A partir de este punto el interés
arquitectónico del valle disminuye mucho, hasta llegar a Msemrir. En esta población se conservan restos del
Ighrem Akedim y también hay una kasba de la que hablaremos en el apartado comprar.
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© Roger Mimó
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