Tinghir y el valle del Todra.

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La historia de Tinghir

De la ciudad minera de Todra que acuñaba moneda en el siglo VIII a la reciente creación de la Provincia de Tinghir, una historia larga y agitada nos recuerda la importancia de esta localidad situada al pie del Gran Atlas y en el cruce de las antiguas rutas de las caravanas que comunicaban las ciudades imperiales de Marruecos con el África Negra.

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Grabados rupestres de Tinzouline, Marruecos.
Escritura paleo-berebere

Zoco antiguo de Tinghir.
Antiguo zoco de Tinghir

Ksar Ait Yala, valle del Todra.
Ksar Ait Yala

Morabito en el valle del Todra, junto al ksar Ifri.
Palmeral y morabito

Los orígenes

El asentamiento de poblaciones sedentarias en el valle del Todra está ligado probablemente al cultivo de la palmera datilera, importado de Oriente Próximo hacia el principio de la era cristiana. Los vestigios más antiguos encontrados hasta hoy son los tómulos funerarios que se levantan al pie del Jebel Asdaf. Entre dichas poblaciones se distinguen tres grupos principales: el primero, de piel oscura, es sin la menor duda el más antiguo; el segundo, compuesto por imazighen o bereberes de piel clara, llegó a continuación e impuso su cultura y su lengua a los demás; el tercero, formado por judíos, llegó en sucesivas oleadas a partir del siglo V a.C. y, aun habiendo adoptado la lengua bereber, conservó su religión monoteísta.

En el siglo VIII el islam sustituyó el culto animista, pero la cultura árabe apenas penetró en esta región, e incluso el derecho consuetudinario siguió aplicándose con sólo algunas influencias de la ley coránica. En esta época, Todra era una ciudad muy próspera que basaba su economía en la agricultura, el comercio de las caravanas, la explotación de minas de plata y el labrado de este metal por parte de los judíos. Hacia el año 757 fue absorbida por el reino de Sijilmassa y más tarde por el de Fez, como prueban las monedas acuñadas por Idris I en 788 en esta localidad.

Bajo las dinastías bereberes

A continuación, en 1053, la propia Sijilmassa fue conquistada por los Almorávides un poco antes de fundar su gran imperio con Marrakech como capital. Todra se mantuvo bajo su dominio durante un siglo, para pasar luego a manos de los Almohades. De aquella época data el Kitab el Ansab, el texto más antiguo que se ha conservado en el que se mencionan las tribus de la zona. Entre ellos se distinguen los Aït Todra, los Aït Senan y los Aït Izdegh, presentes todavía hoy en el valle.

Tras la desintegración del imperio almohade, la región cayó en manos de los Hafsidas de Kairouan y de los Abdelouadidas de Tlemcen antes de ser conquistada por los Meriníes en 1274. Éstos la conservaron hasta 1331, pero se vieron obligados a abandonarla ante la presión de las tribus beduinas Beni Maâquil que habían llegado entretanto de Egipto. Estos nómadas árabes, a los que se habían unido un elevado nómero de bereberes arabizados, se establecieron en los valles del Ziz y del Drâa y sometieron a tributos el del Todra, pero sin imponer en él ni su cultura ni su idioma.

A su paso por esta comarca en 1511, Hassan Ibn El Ouazane (más conocido como León el Africano) escribió: "Todra es una pequeña provincia en torno al río del mismo nombre, abundante en dátiles, higos y uva, conteniendo unos cuatro castillos y diez pueblos habitados por gentes pobres, que son en su mayor parte labradores, curtidores o albarderos". El término "castillos" traduce probablemente la idea de ksur o pequeñas ciudades rodeadas de murallas, mientras la palabra "pueblos" corresponde quizás a los aduares, grupos de tiendas o de chozas sin fortificar. No da León los nombres de los cuatro ksur, pero cabe imaginarse que Tinghir era uno de ellos.

Bajo los Saadíes y los Alauitas

En 1537 el valle del Todra fue conquistado por los Saadíes, una dinastía que había nacido en el Sous y que fundó poco después el Imperio del mismo nombre. Tal imperio alcanzó su máxima prosperidad bajo el reinado de Ahmed el Mansour, pero al morir éste en 1603 el país cayó en la anarquía.

Mulay Ali Cherif y Mulay Rachid.

A partir de este momento, el Todra y los demás valles presaháricos fueron el escenario de luchas interminables entre las diferentes fuerzas que se los disputaban: el santón Abou Mahali de Sijilmassa (muerto en 1614), Mulay Ali Ech Cherif, la zagüía Semlalia de Iligh (Anti-Atlas), la zagüía Dila de Aït Ishak (Atlas Medio), la confederación de tribus Aït Atta del Jebel Saghro y una nueva confederación de tribus del Gran Atlas oriental nacida en 1645 bajo los auspicios de la zagüía de Dila, los Aït Yafelmane.

Mulay Ali Cherif consiguió vencer a las otras fuerzas y se proclamó Sultán del Tafilalet, pero a su muerte en 1659 los problemas sucesorios llevaron a su hijo Mulay Rachid a refugiarse en Todra mientras su otro hijo Mulay Mohamed triunfaba en Rissani.

Mulay Ismail, sultán de Marruecos
Mulay Ismail

A partir de 1693, Mulay Ismail controló todo el territorio, tras vencer una fuerte resistencia de las tribus nómadas del Gran Atlas gracias a la ayuda de las gentes del Todra, de Ferkla y del Gheris. A continuación, Todra pasó a depender del gobernador de Rissani.

Pero tras la muerte de Mulay Ismail en 1727 recomenzó la lucha por la posesión de los valles presaháricos entre los Aït Atta, los Aït Yafelmane y el Estado Alauita de Fez, que la mayor parte del tiempo sólo ejercía sobre la región un poder puramente nominal.

Mulay Sliimane, sultán de Marruecos.
Mulay Slimane

En 1816 Mulay Slimane llegó con su ejército y acampó en la colina llamada Ighir n’Mehalt, cerca del ksar Tinghir. Consiguió someter el valle y percibir los impuestos tras una larga campaña y tras haber deportado a Mequinez a todos los hombres del ksar El Hart n’Iaamine. Éstos serían liberados unos años más tarde gracias a la intervención de la zagüía de Ouazzane.

Durante la misma campaña, antes de llegar al Todra, Mulay Slimane había obtenido asimismo la sumisión de la poderosa tribu Aït Merghad, que formaba parte de la confederación Aït Yafelmane, y había nombrado caíd de la misma a un tal Beni Hia original del Atlas Medio, quien se estableció luego en el ksar El Khorbat Oujdid (Ferkla). Contando con este apoyo del Estado, los Aït Merghad emprendieron hacia la mitad del siglo XIX la conquista de numerosos oasis.

Agoudim n’Aït Yazza, ksar de los Ait Atta en el Todra.
Agoudim, uno de los ksur de los Aït Atta

Mulay Hassan.
Mulay Hassan

Entonces los habitantes del Todra ofrecieron a los Aït Atta algunas tierras en la salida del valle y éstos construyeron allí una decena de ksur, formando una barrera frente a los ataques de sus vecinos orientales.

En uno de estos ksur, Tadafalt, pasó una noche Charles de Foucauld en 1884, tras una estancia en el barrio judío de Taourirt n’Imzilen y una visita al zoco de los lunes de Tinghir. "Las guerras -escribió-, frecuentes en otros lugares, en el Todra son constantes; por ello, no hay precaución que no se tome: cada localidad está encerrada en una angosta muralla y por todas partes se levantan agueddims [torres de vigilancia]. Durante el tiempo que he permanecido en Taourirt, este ksar estaba en guerra con su vecino, Aït Ourjedal; cada día se disparaban tiros; las ventanas, las claraboyas de las casas estaban taponadas; nadie se atrevía a subir a las azoteas por miedo de servir de punto de mira. Las dos localidades se hallan tan cercanas que, a pesar de la escasa potencia de las armas, se alcanzaban de una a otra".

Foucauld encontró a los habitantes del Todra divididos en dos ligas o leffs que guerreaban constantemente entre ellas: los Aït Guemat y los Aït Salah. Cada ksar pertenecía a una u otra liga, salvo algunos, como Afanour y Tinghir, donde convivían miembros de ambas.

Habiendo rechazado los descendientes del caíd Beni Hia el pago de tributos al Estado, una nueva expedición a la zona fue organizada por Mulay Hassan en 1893. Su ejército venció a los Aït Merghad rebeldes de Ferkla, nombró para ellos a un nuevo caíd y llegó poco después al Todra, donde se estableció sobre la misma colina de Ighir n’Mehalt. En ella permaneció hasta la sumisión completa de la zona y el pago de los impuestos.

De allí, Mulay Hassan partió hacia Marrakech. A su paso por Telouet, fue muy bien recibido por el caíd El Madani El Glaoui, a quien concedió el título de Jalifa de los Glaua, del Todra y del Tafilalet. Basándose en esta nominación, los hermanos El Madani y Thami El Glaoui emprendieron una primera expedición para la conquista de Todra y del Tafilalet en mayo de 1900, sin un resultado tangible.

La casba de El Glaoui en Tinghir en 1919.
La casba de El Glaoui en 1919

Desfile en Tinghir en 1919.
Desfile del general De Lamothe

Foum el Kous n’Tazoult, escenario de una gran batalla cerca de Tinghir.
Foum El Kous n’Tazoult

Ighrem Oujdid, cerca de Tinerhir.
Ighrem Oujdid

Casa de Assou Ou Bassalam, Taghia n’Illamchane, Todra.
Casa de Assou Ou Bassalam en Taghia

La resistencia ante la penetración francesa

La segunda tentativa de dominación de los Glaoui comenzó en julio de 1918, habiéndose convertido entretanto Thami El Glaoui en pachá de Marrakech y principal colaborador del protectorado francés establecido en 1912. En esa expedición castigó duramente a los Ait Atta del Todra, sin llegar, no obstante, a someterlos. Pero la tercera tentativa fue más fructuosa y en enero de 1919 emprendió la construcción de una gran casba en la colina de Ighir n’Mehalt, destinada a controlar los ksur que habían capitulado.

El 2 de febrero de ese mismo año, un desfile tuvo lugar en Tinghir con la presencia del general De Lamothe, quien había dirigido la operación desde Marrakech. La mayor parte de los jefes de poblado de los Aït Todra prestaron allí juramento de fidelidad al sultán y al protectorado; pero los Aït Atta se negaron a participar y se levantaron unos días más tarde con el apoyo de los Aït Meghad venidos de Ferkla y de otros Aït Atta del Tafilalet que habían conseguido expulsar al ejército francés de la zona y habían creado en ella un estado independiente. El ksar Tinghir fue tomado al asalto y saqueado por un tal Kubaa y, durante su regreso hacia Ouarzazate, el ejército de El Glaoui fue atacado en Foum El Kous n’Tazoult, a quince kilómetros de Tinghir, aunque sin éxito.

En febrero de 1920, el Todra fue atacado de nuevo por los Aït Merghad bajo el mando de un extraño personaje llamado Ba Ali, un negro de la región de Taghbalt que había conseguido controlar todo Ferkla en representación de Belkacem Ngadi, señor del Tafilalet, y se había instalado en El Khorbat, en la antigua mansión del caíd Beni Hia. En Todra, sus hombres pillaron un elevado nómero de ksur sometidos a El Glaoui, mientras otros, como El Hart n’Iaamine, se pusieron de su parte.

Thami El Glaoui emprendió entonces su cuarta expedición al Todra, con un ejército de 8.000 soldados y seis cañones de montaña. Ba Ali trató de nuevo de cortarle el camino en Foum El Kous n’Tazoult, pero los cañones pusieron en fuga a sus guerreros el 31 de julio de 1920 y la caballería de El Glaoui les persiguió hasta Aït El Fersi. Esta vez, con el nombramiento de Said Ou Laid Ou Tifnout como jalifa de El Glaoui en Tinghir, la situación quedó estabilizada por un periodo más prolongado, a pesar de la resistencia de los Aït Atta y especialmente de los Illamchane bajo la dirección de su jefe, Assou Ou Bassalam, originario del ksar Taghia.

En 1926, una veintena de familias recalcitrantes al poder de los Glaoui fueron expulsadas de Tinghir y fundaron en las cercanías un nuevo ksar llamado Ighrem Oujdid. Para controlarlos mejor, el representante de El Glaoui en la región, Mohadach Ou l’Haj Faska, se hizo construir una vivienda en su interior.

En 1927 la resistencia se hizo todavía más tenaz que antes, la kasba de El Glaoui fue asediada y en 1929 sólo Tinghir y una decena de ksur cercanos permanecían fieles al jalifa Said Ou Laid Ou Tifnout.

La situación cambió con la intervención directa del ejército francés en 1931. A mediados de este año, Taghia n’Illamchane era el ónico ksar del Todra que aón resistía. De allí, los hombres de Assou Ou Bassalam pasaron al Jebel Saghro en 1932 y capitularon el 25 de marzo de 1933 tras la batalla de Bou Gaffer.

Bureau d’Affaires Indigèes de Tinerhir.
El Bureau d’Affaires Indigènes

Kasba del ca´d Jilali en Tinghir.
La casba del caíd Jilali

Del protectorado a la independencia de Marruecos

A partir de aquel momento, Tinghir se erigió en centro administrativo del valle del Todra. Un Bureau d’Affaires Indigènes (hoy convertido en sede del Pachá) fue construido en las cercanías del ksar, con el capitán Paulin al frente, así como algunos otros edificios. Además, la kasba de El Glaoui fue ampliada y una caserna francesa nació a su lado, sobre la colina.

El valle fue dividido en fracciones: Tizgui, Aït Senan, Aït Iggourtane, Tinghir, Aït Tammast, Imziwra, Ihwarine, El Hart y Aït Atta. Un notable de cada fracción fue elegido como shij todo poderoso: Assou en Tizgui, Abdessalam entre los Aït Senan, Ichou Kaddi entre los Iggourtane, Bassou Ou Ali en Tinghir, El Haj Chaou en Tagoumast, etc.

Kasba del Cheikh Bassou Ou Ali en Tineghir.
Casba del Cheikh Bassou Ou Ali

Tineghir.
Tinghir hoy

En aquella época, el ksar Tinghir contaba unos 300 hogares agrupados en tres barrios: Ihartane, Ait Abdellah y Ait El Haj Ali. Entre los dos primeros se encontraba un barrio judío de 70 familias.

En 1944, el cheikh Bassou Ou Ali de Ait Barra fue el primero en hacerse construir una morada fuera del ksar: la kasba transformada hoy en Hotel Tomboctou. A continuación, otras familias siguieron el ejemplo. Pero el gran desarrollo urbano sería mucho más tardío, ligado a la obtención de capitales gracias a la emigración a Francia a partir de los años 1970. Un poco antes, los judíos de Tinghir habían abandonado el país como la mayor parte de los hebreos marroquíes.

Elevada a la categoría de municipio urbano tras absorber los ksur circundantes, Tinghir alcanzó los 30 000 habitantes en los años 1990. En 2009 se erigió en capital de Provincia

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Hotel Tomboctou


Roger Mimó La ruta de las mil casbas. Ksar y kasba Alojarse en una kasba. Comprarse una kasba.
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