Roger Mimó:

LA RUTA DE LAS MIL KASBAS

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Etapa 1: De Marrakech a Ouarzazate y Skoura

Viniendo de Marrakech, nada más atravesar el Gran Atlas por el puerto de Tichka (2260 m), entramos de lleno en la ruta de las mil kasbas.

Recomendamos tomar el primer desvío a la izquierda, que conduce a Telouet. Su asfalto está siendo renovado en 2014 En Telouet se levanta la famosa casba de El Glaoui, que fue la cuna de la familia más poderosa de la región (31º 17,209’ N, 7º 14,227’ W). Su parte más antigua data del siglo XIX, mientras la parte más moderna, de los años 1930, está construida con piedras e incluso con hormigón armado. Su estilo es claramente urbano, como los palacios de Marrakech, con muchos estucos, azulejos y madera de cedro labrada. El conjunto se halla bastante mal conservado, aunque en 2010 se restauraron algunas partes. Puede visitarse mediante una entrada de 20 DH.

Más allá de Telouet, la misma carretera sigue hacia Ait Ben Haddou a través del hermoso valle de Ounila, en el que observaremos una docena de casbas de alto valor estético en Anemiter, en Anguelz y en otros puntos de la ruta. Se pasa asimismo por interesantes pueblos de tierra, como Taguendoucht y Assaka. Más abajo, una carretera secundaria que sale a la derecha conduce a Tazlaft (31º 05,903’ N - 7º 08,777’ W) en poco más de 1 Km. Allí, un granero comunitario ha sido restaurado por la cooperación belga y se visita (prever una propina).

Luego llegamos a Tamdakht, donde hay una casba en ruinas que había pertenecido a la familia El Glaoui (31º 05,125’ N - 7º 08,700’ W). Su aspecto exterior es impresionante. Los encargados proponen el acceso al interior del anexo, que se caracteriza por su decoración urbana, mediante una entrada de 20 DH.

Por fin se alcanza Ait Ben Haddou (31º 02,824’ N - 7º 07,773’ W), un ksar que contiene en su interior media docena de casbas (para comprender la diferencia entre ambos conceptos, ver el apartado ‟qué es una casba”). El conjunto, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, recibe diariamente a varios centenares de turistas y a varios miles de ellos en temporada alta. Su valor estético es indiscutible y lo está restaurando el Ministerio de Cultura.

La entrada al ksar es libre por el momento. ¡No caigáis en la trampa de algunos vecinos que proponen un acceso de pago a través de sus domicilios!

Pasado Ait Ben Haddou se sale a la carretera nacional, encontrando allí una pista que permite entrar en Tikert (30º 57,246’ N - 7º 05,874’ W). Este pueblo cuenta con varias casbas muy atractivas, aunque en principio sólo se ven por fuera.

Desde la carretera de Ouarzazate, se ve asimismo un precioso pueblo de tierra llamado Tazentout. Incluye un antiguo ksar, así como un granero comunitario situado bajo la protección de un morabito (30º 58,047’ N - 7º 05,599’ W). Lamentablemente, este granero está hoy en ruinas.

Antes de llegar a Ouarzazate, si tomamos el desvío a la derecha hacia Zagora pasamos por la casba de Tifoultout (30º 55,587’ N - 6º 59,396’ W). De grandes dimensiones en su origen, hoy se halla casi toda en ruinas, excepto la parte rehabilitada, que se visita mediante una entrada de 10 DH. Su azotea ofrece una amplia vista panorámica sobre la región.

Continuando por la carretera de Zagora y desviándose luego a la izquierda, se llega a la casba de Talmesla (30º 54,347’ N - 6º 52,879’ W), más conocida como "casba de las cigüeñas" debido a la gran cantidad de estas aves que anidan sobre sus torreones. Perteneció también a la familia El Glaoui, pero se halla en el más absoluto abandono. Su imagen, con el pantano de Al Mansour al fondo, resulta muy pintoresca.

Dentro del casco urbano de Ouarzazate se levanta la enorme kasba de Taourirt (30º 55,183’ N - 6º 53,966’ W), que fue uno de los centros de poder de la familia El Glaoui durante la primera mitad del siglo XX. La parte principal está abierta al público mediante una entrada de 20 DH, mientras en la parte trasera se sitúan las oficinas del CERKAS, un organismo dependiente del Ministerio de Cultura y encargado de la protección del patrimonio arquitectónico en el Sur de Marruecos. La casba de Taourirt fue completamente restaurada en los años 1990. Junto a ella, el antiguo ksar de Taourirt se mantiene habitado y en su interior encontramos numerosas tiendas, así como algunos alojamientos destinados al turismo.

La carretera que une Ouarzazate a Skoura tiene un escaso interés desde el punto de vista arquitectónico; sin embargo, un desvío asfaltado que conduce a Ghassat y Asseghmo (31º 13,921’ N - 6º 48,773’ W) permite descubrir numerosas casbas a cual más pintoresca, lo mismo que una pista practicable con cualquier vehículo que se dirige a Timatdit (31º 06,325’ N - 6º 47,287’ W). En este último pueblo hay cinco casbas, todas ellas en ruinas, mientras en Asseghmo hay ocho y muchas otras se hallan esparcidas a lo largo de la ruta. Destaca por su belleza Ighrem Amellal. En Ghassat, la Tighremt n’Ait Rho (31º 11,225’ N - 6º 48,821’ W) abre sus puertas a los visitantes.

Excursiones por el oasis de Skoura y alrededores

El oasis de Skoura constituye una de las mayores concentraciones de fortalezas de tierra de todo el Sur de Marruecos.
El inventario realizado por el CERKAS en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia menciona un total de 145 kasbas, aunque una buena parte de ellas se encuentran en ruinas. Numerosos caminos recorren el oasis en todas direcciones, practicables algunos en coche y otros solamente en bicicleta o motocicleta.
Hay también muchas kasbas accesibles desde la propia carretera de Ouarzazate, junto a la cual se sitúa asimismo el centro alfarero de Gueddara. En Gueddara nace una pista que conduce a Oulad Merzoug y Chaaba, pueblecitos conocidos por el carácter espectacular de sus tres kasbas.

Sin duda, la más famosa de Skoura es la kasba de Amerhidil (31º 02,803’ N - 6º 34,888’ W). Se halla bien restaurada, pero su núcleo principal permanece inaccesible al público, limitándose la visita a un riad anexo y varios patios donde se muestran numerosos objetos de uso tradicional. Entrada: 10 DH.

Cerca de Amerhidil, también es muy conocida la kasba Ben Moro (31º 02, 595’ N - 6º 34,590’ W), transformada hoy en hotel. También la kasba de Ait Abou, la más alta del palmeral, ofrece posibilidades de alojamiento y está abierta a la visita turística. Las demás, en principio, sólo se ven por fuera.

En Skoura había además un gran número de graneros comunitarios protegidos por morabitos. Por desgracia todos estos silos han ido desapareciendo con el tiempo, quedando sólo los morabitos. El de Sidi Aissa en Tascoucamt (31º 02,605’ N - 6º 34,711’ W), situado junto a la casba Ben Moro, fue restaurado en 2007.

Skoura es asimismo el punto de partida para diferentes excursiones por la región. La más interesante sin duda es la de Sidi Flah (31º 08,196’ N - 6º 28,991’ W), un frondoso palmeral abarrotado de kasbas pintorescas y situado en la orilla del río Dadès, a 10 Km. de Skoura por una pista practicable con cualquier vehículo.

Otra excursión nos lleva a Toundout por asfalto. Allí hay unas cuantas kasbas aún habitadas y, por lo tanto, muy bien conservadas, destacando por sus dimensiones la que había pertenecido al representante de El Glaoui en la región (31º 15,962’ N - 6º 35,313’ W).

Finalmente, una pista que atraviesa todo el oasis de Skoura nos permite llegar a Ait Said ou Mansour, donde admiraremos, entre otras, la tighremt n’Ait Moho, de grandes proporciones, hoy abandonada (31º 07,334’ N - 6º 38,294’ W).

Etapa 2: de Skoura al valle del Dadès

La carretera nacional discurre entre Skoura y Quelat Mgouna por un terreno desértico, donde escasean los pueblos y las kasbas. El único punto intermedio en el que se concentran una quincena de ellas es Imassine, un pequeño oasis lleno de árboles frutales de todo tipo, excepto las palmeras, que no volveremos a encontrar hasta Tinghir.

14 km después de Imassine, en el punto 31º 11,487’ N - 6º 12,950’ W, una pista desciende a la derecha, cruza el Dadès por un puente y llega al poblado de Aït Ouaddar, donde vemos dos casbas en ruinas pintorescas por su situación, en la orilla del río: la de Aït Said (31º 10,882’ N - 6º 11,282’ W) y la de Aït Ouahi (31º 11,043’ N - 6º 11,662’ W).

Luego, un poco antes de llegar a Quelat Mgouna, divisaremos al otro lado del río las ruinas de la fortaleza que dio nombre a esta población y, junto a ellas, la kasba de Ait Fadil (31º 13,871’ N - 6º 08,508’ W), muy llamativa, en perfecto estado de conservación.

El alto valle de Mgoun o ‟valle de las rosas”

Del centro de Quelat Mgouna surge un desvío asfaltado a la izquierda. Tomándolo, se descubren muy pronto los restos del ksar Talmout de Mirna, en medio de los cultivos (31º 15,378’ N - 6º 07,930’ W), y un poco más allá la impresionante kasba de Mirna o Tighremt n’Oufella n’Mirna sobre un peñasco (31º 15,549’ N - 6º 82,626’ W).

A continuación, esta carretera secundaria remonta el valle de Mgoun, también conocido como ‟valle de las Rosas”, pasando por numerosos pueblos, como Azrou y Tourbist. De Azrou, una pista a la izquierda permite acceder a Tazrout, donde se levantan dos casbas de gran altura.

En Bou Taghrar se yergue, entre otras, la kasba de Ait Oumergden (31º 23,457’ N - 6º 07,937’ W), impresionante por sus proporciones y riquísima en decoración. Puede visitarse por dentro (10 DH).

Más allá, una pista que surge a la derecha, no aconsejable a los vehículos de turismo, se dirige a Imi n’Ouaka, que cuenta con un elevado número de casbas en un paisaje maravilloso.

En Alemdoun, otro desvío a la derecha conduce a Amajgag y de allí una carretera recientemente asfaltada continúa por Imeskar y un puerto de tres mil metros hasta el alto valle de Mgoun y el valle de Bougamés.

Poco después, una última pista a la izquierda nos permite entrar en Rbat, donde admiraremos la kasba antigua de la familia Oumergdal, abierta a la visita (31º 24,868’ N - 6º 12,693’ W). En cuanto a la carretera asfaltada, acaba en Ait Toumert, después de pasar junto a la casba de Ait Lala, en Ait Khalifa.

Entre Quelat Mgouna y Boumaln Dadès, la carretera discurre siempre junto al valle, donde se concentran los cultivos, la población y las kasbas.
La primera que cabe mencionar es la de El Goumt (31º 17,444’ N - 6º 02,578’ W), un conjunto de dos edificios que habían pertenecido a El Glaui, pasando luego a manos del Estado. Lamentablemente, se mantienen cerrados al público y se van degradando poco a poco sin que las autoridades competentes hagan el menor esfuerzo por evitarlo, pese a los informes de que disponen desde 1975 acerca de sus posibilidades de explotación turística.

Un poco más allá de Souk Khemis (el zoco de los jueves), surge a la derecha la kasba de Ait Kassi (31º 18,695’ N - 6º 01,460’ W), anunciada como "Maison d’Hôtes y Museo de arte beréber".
Construida en varias etapas entre 1920 y 1950, merece la pena visitarla por su buen estado de conservación y por los objetos tradicionales que contiene, entre ellos una interesante colección de joyas bereberes.
Esta feliz iniciativa de sus propietarios contrasta con el desinterés del Estado por su vecina de El Goumt. Entrada: la voluntad.

Más lejos, en Agafai, descubriremos la hermosa kasba de El Haj Moha Ou Abdessalam (31º 20,240’ N - 6º 00,495’ W). Data de principios del siglo XX y llama la atención por su galería exterior con arcadas, así como por su abundante decoración de los muros y las torres. Hoy está lamentablemente abandonada, pero todavía no ha empezado a caerse.

En Ait Bou Allal aparece, por el contrario, la casba de El Haj Moha ou Brahim (31º 21,984’ N - 5º 59,793’ W), aún habitada y bien conservada, aunque mucho menos pintoresca que la precedente. Otras casbas que jalonan esta etapa quedan un poco apartadas de la carretera, no teniendo ninguna de ellas un especial interés.

Al llegar a Boumalne, encontraremos las ruinas del antiguo ksar Aït Idir y, un poco más lejos, la kasba de Ait Ouzza, que es una de las más altas de toda la región, con 18 metros.

Se halla todavía en buen estado porque sigue habitada y, en principio, nos limitaremos a admirar su imagen exterior.

El alto valle del Dadès

Del centro de Boumalne surge una pista practicable con cualquier vehículo, que remonta el valle del Dadès por la margen izquierda del río, hasta Slilo. Allí se yergue la kasba del caíd Mimoun (31º 23,356’ N - 5º 59,144’ W), que tiene cinco plantas y está en venta (ver el apartado ‟comprarse una casba‟).
Al resto de las poblaciones del valle se llega por una carretera bien asfaltada que asciende hasta Msemrir por un hermoso paisaje de alta montaña jalonado de cañones, gargantas y curiosas formaciones de conglomerado.

La primera kasba de este recorrido se sitúa frente a la aldea llamada Ighrem Melloul, en Ait Moutad (31º 24,804’ N - 6º 00,153’ W), y fue levantada en 1939 por Mohadach Ou El Haj, que era en ese momento el representante de El Glaoui en la zona. Es la única de todo el Sur de Marruecos que tiene cinco torreones de ángulo en lugar de los cuatro habituales y ello se debe probablemente a la necesidad de adaptarse al terreno, puesto que fue construida justo al borde de un barranco. Está abierta a la visita turística mediante el pago de una entrada y su interior sorprende por la influencia urbana, con un gran patio central y arcadas cubiertas de yeso esculpido. Desde la azotea se obtiene una vista fantástica sobre el valle.

En Ait Larbi se concentran tres kasbas de finales del siglo XIX, muy ricas en ornamentación. Su entorno paisajístico acrecienta todavía más su valor artístico, ofreciendo uno de los cuadros más espectaculares de toda la región. La de Aït Khoya Ali (31º 27,445’ N - 6º 58,299’ W) está abierta a la visita mediante una propina.

La siguiente kasba la encontramos en Ait Idir, siendo bastante sencilla. Luego nos adentramos en las gargantas del Dadès y, cuando el valle vuelve a ensancharse, aparece la kasba de Imdiazen, decorada con primor y bastante bien conservada. Sólo puede verse por fuera, ya que sus dueños no habitan en ella ni en las cercanías.

Hay también una kasba en Ait Amer y dos bastante pequeñas en Tighadouine, un hermoso pueblo que trepa por la ladera de la montaña. A partir de este punto el interés arquitectónico del valle disminuye mucho, hasta llegar a Msemrir. En esta población se conservan restos del Ighrem Akedim y también hay una kasba de la que hablaremos en el apartado ‟comprar”.

Etapa 3: del Dadès a Tinghir

La carretera nacional discurre entre Boumalne Dadès y Tinghir por un terreno absolutamente desértico, cuya aridez sólo se interrumpe en dos puntos: Imider y Timadrouine. En la primera de ellas descubriremos nada menos que siete casbas, fechadas en su mayor parte a principios del siglo XX. Sin duda la más destacada por su tamaño y su ornamentación exterior es la kasba de Mohadach Ou El Haj (31º 22,215’ N - 5º 47,286’ W), el mismo personaje que más tarde se construiría la casba de Ighrem Melloul en el valle del Dadès. También es grande y pintoresca la de Ouchtouban, situada en medio de los cultivos. La que llaman Tin Jamaia (31º 22,334’ N - 5º 47,499’ W) ha sido restaurada por el Municipio. Las demás resultan más modestas; hablaremos sobre una de ellas en el apartado ‟comprarse”.

Tinghir

En Tinghir hay varias kasbas y un viejo ksar (31º 31,170’ N - 5º 31,662’ W) habitado todavía. Si bien ha perdido su muralla y las seis puertas monumentales que tenía en su origen, desde 2013 es objeto de un proyecto de resauración. Lo suelen llamar "el barrio judío" por haber vivido en él algunos hebreos en otros tiempos. Entre las kasbas destaca la kasba de El Glaoui (31º 02,824’ N - 7º 07,773’ W), construida en 1919 sobre una colina y de proporciones descomunales, aunque se halla en un estado deplorable de conservación (para mayor información, ver el apartado ‟comprarse”).

Por el contrario, la kasba del Cheikh Bassou (31º 30,917’ N - 5º 32,030’ W) fue totalmente restaurada y transformada en hotel. Se caracteriza por su patio rodeado de pilares y arcadas. Puede visitarse mediante una consumición en su bar o en su restaurante. En su interior se presentan, además, exposiciones de arte.

En las afueras de Tinghir, la mezquita Ikelane (31º 31,683’ N - 5º 31,466’ W) es uno de los monumentos de visita obligada dentro de la ruta de las mil kasbas. Forma parte del ksar Afanour y fue restaurada en 2007 por la Asociación Afanour de Desarrollo con la ayuda económica del Hotel Tomboctou y de un grupo de arquitectos catalanes.

El valle del Todra

Junto a Tinghir se extiende uno de los valles más hermosos y frondosos del Sur de Marruecos, en el que vuelven a aparecer las palmeras, y también una de las mayores concentraciones de arquitectura de tierra, de una extremada variedad. Para conocer con detalle la zona, recomendamos el catálogo La vivienda tradicional en el valle del Todra mencionado en la sección ‟libros”. Aquí nos limitaremos a citar los más curiosos de los casi cien monumentos que contiene el valle, entre kasbas y ksur.

Al norte de Tinghir, la carretera que se dirige a las gargantas del Todra permite disfrutar de magníficas vistas sobre el frondoso palmeral y sus numerosos ksur, como el Ksar Ait Boujane donde todo el mundo se hace la foto típica; el Ksar Asfalou (31º 32,674’ N - 5º 33,447’ W), que impresiona por su situación al borde de un barranco, o el Ksar Ait Senan (31º 33,108’ N - 5º 34,500’ W), de grandes proporciones. Estos ksur se hallan casi todos en ruinas, pudiendo accederse a ellos en un agradable recorrido pedestre por el oasis, o bien por otra carretera secundaria de 4 Km. que discurre por la margen izquierda del río.

Hay asimismo algunas kasbas, mucho mejor conservadas que los ksur, entre las que debemos destacar la de Ali Dani en Ait Zilal (31º 32,470’ N - 5º 33,226’ W) por su tamaño y su valor estético. Sin embargo, este último es inferior al de las kasbas que hayamos podido ver en los valles de Ounila, de Mgoun o del Dadès; de hecho, son las últimas kasbas que encontramos en este recorrido hacia el este, pues a partir de aquí toda la arquitectura tradicional está formada por ksur.

Finalmente, los morabitos también son muy abundantes en el valle del Todra y muchos de ellos resultan altamente pintorescos por sus formas o por el entorno en que se hallan.

Tizgui (31º 34,561’ N - 5º 35,121’ W) es el último ksar antes de penetrar en las gargantas del Todra y es uno de los mejor conservados, aunque de proporciones muy modestas. En su interior, una casa antigua ha sido transformada en museo (entrada: 50 DH).

Al este de Tinghir, el palmeral se prolonga otros quince kilómetros por la llanura, jalonado igualmente de kasbas y ksur. Numerosas pistas y carreteras permiten recorrerlo en bicicleta o en coche.
Uno de los ksur más conocidos era El Hart n’Iaamine, pero ha sido completamente arrasado. Un poco más allá se sitúa el pequeño Taghia n’Ilamchane, de donde era original el mítico líder de los Ait Atá, Asú U Basalam, héroe de la resistencia contra el protectorado a principios del siglo XX.
Por su parte, el ksar Taghzoute llama la atención sobre todo por la riquísima decoración de adobes que presentan sus dos entradas monumentales. En las cercanías de Taghzoute tiene lugar todos los jueves un gran zoco rural.

Un sendero que nace un poco más allá de dicho zoco nos llevará a la kasba de Ait Amou (31º 26,833’ N - 5º 25,901’ W), de impresionante volumen, hoy deshabitada. Al otro lado del río se encuentra el Ksar Tadafalt (31º 26,471’ N, 5º 25,651’ W), de reducidas dimensiones y bastante destruido, rodeado por un frondoso palmeral. Su mejor imagen se obtiene desde lo alto de una colina donde hay una antigua torre de vigilancia, dominando todo el oasis. Uno de los últimos ksur de esta zona es Agoudim n’Ait Yazza, construido hacia 1880 y todavía bastante bien conservado a pesar de su abandono. Sorprende por la regularidad de su estructura vial, muy diferente de otros más antiguos como Tinghir y que volveremos a encontrar más adelante, en El Khorbat Oujdid o en los valles del Ziz y del Gheris.

Etapa 4: de Tinghir a Tinejdad por las gargantas del Gheris

Mucho más interesante que la carretera nacional, este itinerario recorre bellos paisajes de montaña, varios desfiladeros y pueblos con sus kasbas.

Pasadas las gargantas del Todra, durante 18 km la carretera discurre por el interior de un desfiladero, abriéndose de nuevo el valle al llegar a Tamtatoucht. En este pueblo de alta montaña se concentran nueve kasbas construidas durante la primera mitad del siglo XX y habitadas aún en su mayor parte, o como mínimo utilizadas para guardar las cosechas.

Más allá de Tamtatoucht, la carretera conduce a Ait Hani, donde hay también varias kasbas repartidas entre los diferentes núcleos de población que componen este centro administrativo. En Ait Hani dejamos a la izquierda la carretera de Imilchil. Junto a este pueblo, el valle del Assif Melloul presenta asimismo una hermosa arquitectura de tierra.

Merece la pena pararse en Assoul, un pueblo rodeado de campos de manzanos en el que se encuentra la Zauía de Sidi Bou Yacoub (31º 56,867’ N - 5º 12,456’ W), así como una linda kasba. Luego pasamos por las gargantas de Imider y allí vemos varias aldeas pintorescas; una de ellas, llamada Ifri, se sitúa en una cavidad de la roca (32º 00,783’ N - 05º 03,973’ W).

En Amellaghou vamos a la derecha para continuar descendiendo por el valle del Gheris, pasando junto a numerosos ksur entre los que destaca Timezguit por su aspecto y el Ighrem Amokrane -también llamado Tighremt n’Ighrane- por su valor histórico.

Una pista que nace en Tadighoust conduce en un par de kilómetros al ksar Mo, pintoresco por su situación en lo alto de una peña, si bien se halla muy abandonado. Al pie del mismo encontraréis uno de los centros alfareros más importantes de la región.

Más allá aparece el curioso Magamane (31º 42,726’ N - 4º 58,638’ W), que incluye un granero del sultán fechado en el siglo XVIII. Por desgracia, se halla todo en ruinas.

Y el último que encontramos en esta ruta, antes de Goulmima. es Ait Yahia ou Othmane (31º 42,043’ N - 4º 58,283’ W), uno de los más grandes de toda la región y todavía habitado en buena parte. Sus dos entradas monumentales son magníficas y la mezquita cuenta con un alto alminar de tierra.

Goulmima es una población moderna que ha surgido en torno al importantísimo ksar Igoulmimen (31º 41,487’ N - 4º 56,527’ W); importantísimo por su tamaño, por su antigüedad, por las altas torres que defienden su entrada y por su actividad comercial de otra época, incluyendo un barrio judío de considerables proporciones.

últimamente, sin embargo, este ksar ha sido objeto de un plan de rehabilitación con criterios muy discutibles; han derribado la fantástica mezquita para hacer una nueva de cemento, las famosas torres han sido reconstruidas con una estructura de hormigón, perdiendo la entrada principal su valor estético de antaño, e incluso la puerta secundaria que da acceso al conjunto por el antiguo barrio hebreo acaba de perder su excelente decoración de origen.

Sólo una veintena de kilómetros separan Goulmima de Tinejdad. La carretera discurre por un terreno desértico en el que no hay construcciones de ningún tipo y los pequeños palmerales que uno puede observar a lo lejos, aunque pintorescos en algunos casos, tampoco cuentan con ejemplos de arquitectura tradicional dignos de mención.

El punto más interesante del oasis de Ferkla es el ksar El Khorbat Oujdid (31º 29,693’ N - 5º 05,206’ W), construido a mediados del siglo XIX y en curso de rehabilitación por parte de una asociación local que colabora estrechamente con varios organismos internacionales y también con inversores privados.

Este ksar fue la capital política de los Ait Mergad hasta los años 1930 y posee un valor artístico muy especial debido a la estructura de sus calles cubiertas, absolutamente rectangular, con pozos de luz en los cruces.

La asociación ha establecido sus locales en el interior del ksar, llevando a cabo en ellos diferentes actividades que tienden a dinamizar la vida económica y cultural de sus habitantes: artesanía femenina, cursos de preescolar, cursos de alfabetización para mujeres, exposiciones de arte, etcétera.

Además, la asociación está llevando a cabo numerosos proyectos destinados a salvaguardar el propio ksar y su entorno, como el dragado de la acequia, una red de saneamiento, el enlosado de las oscuras callejuelas y el revocado de la muralla.

Dentro del ksar El Khorbat Oujdid, el Museo de los Oasis incluye una veintena de salas en las que el viajero va descubriendo las diferentes facetas de la vida tradicional en la región, explicadas mediante objetos antiguos, fotos, mapas, planos, textos y maquetas.

Junto al ksar El Khorbat Oujdid se levanta otro llamado El Khorbat Akedim, que podría datar del siglo XV y presenta una estructura vial mucho más enrevesada, como corresponde a su antigüedad. Lamentablemente, su estado de conservación es bastante precario. La asociación ha llevado a cabo algunas obras para la restauración de su entrada monumental y la muralla se mantiene firme, pero muchas casas de su interior se hallan en ruinas o han sido substituidas por construcciones modernas de hormigón que rompen la estética del conjunto.

El ksar Asrir (31º 30,570’ N - 5º 04,422’ W) era la antigua capital económica del oasis y está dividido en siete barrios separados por murallas; algunos fueron destruidos por las inundaciones, pero otros continúan habitados. En uno de ellos hay una mezquita con un elevado alminar de tierra.

También Sat merece una visita. Se compone de 3 ksur, en uno de los cuales hay un antiguo barrio judío. Por su parte, el Ksar Ait Assem cuenta con una robusta muralla rodeada por un foso.
Un poco más lejos, el Ksar Talalt destaca por la decoración de su entrada monumental y la zauía de Sidi l’Houari (31º 31,698’ N - 5º 01,187’ W) por su pintoresco alminar. Otro ksar curioso por la ornamentación de la puerta es Ait Maamer Jdid, visible desde la carretera que sale hacia Goulmima. Pasado este ksar, el río Todra toma el nombre de Oued Ferkla.

Excursiones a partir de Tinejdad

Entre las excursiones que merece la pena realizar desde Tinejdad, mencionaremos el Ksar Taghia, accesible por una carretera asfaltada que surge del centro de Tinejdad, y sobre todo el recorrido por una nueva carretera que conduce a Aghbalou n’Kerdous. Esta última ruta pasa por varios oasis de montaña en los que se yerguen ksur, como Taghia n’Ifegh y los dos de Igoudamène.

Etapa 5: de Tinejdad a Erfoud y Rissani

Numerosos ksour accompañan la ruta de Tinejdad a Erfoud. Entre ellos, Touroug ha sido restaurado por el Ministerio del Hntilde;bitat y Achouria por una asociación local con ayuda del Programa Oasis del Sur. Esta última restauración está muy bien hecha, si bien el conjunto ha perdido mucho encanto con la construcción de una inmensa mezquita de hormgón armado en sustitución de la antigua, que era de tierra.

Al norte de Erfoud, en el oasis de Tizimi, un desvío a la izquierda conduce al ksar Jrana (31º 27,048’ N - 4º 14,000’ W), que se ha beneficiado asimismo de un plan de rehabilitación. A los demás ksur de este oasis se llega por otras pistas desde las carreteras de Jorf y de Errachidia.

Todavía más al norte se yergue el mayor conjunto arquitectónico de toda la región: Maadid (31º 27,987’ N 4º 12,922’ W). Está compuesto por cuatro barrios separados por murallas y su arquitectura ofrece un altísimo interés, motivo por el cual es visitado con mucha frecuencia por el turismo.

En 1968, Maadid fue objeto de un plan de mejora de las condiciones de vida financiado por la FAO y, gracias a ello, continúa plenamente habitado, pero su magnífico portal ha sido reconstruido con hormigón.

El Ziz, de Erfoud a Errachidia

Al norte de Maadid, el palmeral deja paso a un terreno árido, con pequeñas dunas incluso. Una vez superado este paisaje árido, tomamos el primer desvío a la izquierda. Enseguida encontramos el ksar Bathatha (31º 36,923’ N - 4º 13,113’ W), bien pintoresco, con sus dos portales sucesivos. A continuación viene la Zaouia Jdida (31º 36,982’ N - 4º 13,574’ W), que sigue habitada, en muy buen estado de conservación, y sus callejuelas enlosadas presentan un aire de misteriosa serenidad.

Continuando por la misma carretera encontraremos El Maarka (31º 38,274’ N - 4º 12,892’ W), un antiguo palacio de la dinastía Alauita construido bajo el reinado de Moulay Ismail y del que se conserva una hermosa puerta monumental de estilo urbano, con profusión de mosaicos y de yeso esculpido, si bien el interior del recinto está en ruinas.

Antes de salir a la nacional, todavía pasamos por Zrigat, un grupo de ksur que fueron muy importantes en su época pero que han sufrido el embate de las inundaciones, y por el Ksar El Gara (31º 42,466’ N - 4º 11,774’ W), con doble muralla y una planta cuadrada muy regular.

De vuelta a la carretera principal, los ksur se suceden uno tras otro, habitados aún y llenos de actividad: Oulad Cheker (31º 46,413’ N - 4º 13,256’ W), Ait El Khelef (31º 46,524’ N - 4º 13,323’ W), etc. Más tarde se divisa la Zauía Amelkis (31º 48,624’ N - 4º 16,117’ W) desde el borde del barranco.

Luego se llega a Meski (31º 51,307’ N - 4º 17,358’ W), que merece una mención especial por su situación en lo alto de una peña rocosa que lo hace muy pintoresco visto desde lejos, si bien por dentro se halla todo en ruinas. Además, su entorno de palmeras es muy frondoso y en las cercanías hay una fuente natural transformada en piscina.

Errachidia es una ciudad moderna sin interés, pero a su alrededor el oasis de Mdaghra incluye nada menos que 37 ksur, accesibles por diferentes pistas y carreteras (ver plano). Por desgracia, muchos de estos ksur fueron devastados por las sucesivas inundaciones.

Dentro del casco urbano de Errachidia debemos mencionar el ksar Targa, que ha sido objeto de un plan de rehabilitación y está totalmente habitado. Consta de dos barrios, uno interior protegido por una doble muralla, en el que vivían los jerifes, y otro que lo rodea, ocupado en su origen por los labradores de piel oscura que trabajaban la tierra de los primeros.

El alto valle del Ziz

Saliendo de Errachidia hacia el norte por la pista que nace en el ksar Targa se llega a Ksar Souk, que en realidad es un conjunto de cuatro ksur, después de pasar junto a muchos otros pueblos fortificados. Ksar Souk tuvo en otra época una gran actividad comercial y daba nombre a todo el distrito. Una buena parte de sus habitantes eran hebreos.

La antigua carretera que discurre por la margen izquierda del Ziz permite asimismo visitar muchos otros ksur de Mdagra y salir luego a la nacional.

Ésta nos conduce hacia las gargantas del Ziz por un hermoso paisaje, que comienza con el pantano Hassan Eddakhil y continúa con el verde palmeral de El Khenk, encajonado entre cañones de roca. En este oasis destacan tres grupos de ksur de gran importancia histórica y bastante pintorescos, aunque de reducidas dimensiones: Ait Atmane (32º 04,782’ N - 4º 23,163’ W), Aït Immas (32º 07,515’ N - 4º 21,954’ W) y Tamarkecht (32º 08,252’ N - 4º 21,780’ W).

Más allá de las gargantas del Ziz, el valle se abre y, aunque continúan apareciendo ksur, su interés se va reduciendo paulatinamente porqué son cada vez más pequeños y están casi todos en ruinas.

El Tafilalet

Al sur de Erfoud empieza el Tafilalet, uno de los mayores oasis de toda la región y uno de los más conocidos.

Es famoso por haber constituido a lo largo de la historia una importante etapa de las caravanas que unían Fez al África Subsahariana y un centro comercial de primer orden. Aún se ven las ruinas de la gran urbe que fue Sijilmassa (31º 17,111’ N 4º 16,550’ W) del siglo VIII al XIV.

El palmeral está bastante decrépito a causa de la sequía, pero del punto de vista arquitectónico su riqueza es enorme.

En él encontramos medio centenar de ksur aún habitados y media docena de antiguos palacios construidos por los Alauitas, dinastía que surgió precisamente del Tafilalet en el siglo XVII. Entre estos palacios cabe destacar El Fida, Oulad Abdelhalim y Abbar.

El Fida (31º 18,483’ N - 4º 15,048’ W) ha sido restaurado por el Estado marroquí. Contenía un museo que ya no existe, pero el edificio puede visitarse mediante una propina para el guardián. Se llega hasta él desde Rissani por la carretera de Mezguida.

Abbar (31º 16,666’ N - 4º 15,094’) no es más que un amasijo de ruinas, entre las cuales aparecen algunos portales curiosamente intactos, con magnífica decoración de tipo urbano. Se llega a él andando por un sendero hacia el sur desde el mausoleo de Moulay Ali Cherif.

Oulad Abdelhalim (31º 16,209’ N - 4º 14,510’ W), por su parte, se halla en curso de restauración pero puede visitarse igualmente; durante muchos años fue la residencia del representante del sultán en el oasis. Incluye un barrio donde vivían los esclavos y otro para los jerifes, además del propio palacio. La última reconstrucción data de 1846, pero su primera fundación se remonta al siglo XIV.

Un poco más al este, al otro lado de la carretera que lleva a Oulad Abdelhalim, se descubren los restos del ksar Tighmert (31º 16,821’ N 4º 14,736’ W), que perteneció igualmente al sultán y fue destruido en 1919 en el transcurso de una cruenta batalla entre el ejército francés y los resistentes Aït Atta. Otro palacio, llamado Ad Dar Al Beida (31º 17,640’ N 4º 13,399’ W), fue levantado en el siglo XVIII por orden de Sidi Mohamed Ben Abdellah, encontrándose hoy en condiciones igualmente precarias.

Por lo que respecta a los ksur en los que habita la población local, están repartidos por todo el palmeral, pudiendo llegarse a muchos de ellos por el llamado "circuito turístico" que nace junto al mausoleo de Moulay Ali Cherif y a otros por la carretera de Mezguida.

Mencionaremos entre ellos el propio Ksar Mezguida (31º 19,454’ N - 4º 15,451’ W) por su valor arquitectónico; Tabouassamt (31º 14,386’ N - 4º 16,455’ W) por su importancia histórica; Ouighlane (31º 15,576’ N - 4º 17,193’ W) por sus grandes proporciones y por estar aún completamente habitado; Serghine (31º 15,441’ N - 4º 13,255’ W) por el misterioso ambiente que reina en sus callejuelas oscurísimas y Tingheras (31º 13,359’ N 4º 18,193’ W) por hallarse situado sobre una loma desde la cual se domina el conjunto del oasis.

En el Tafilalt hay asimismo diferentes ksur donde se trabaja la alfarería, como Guelagla (31º 19,929’ N - 4º 18,339’ W), Charfat Bahaj (31º 14,304’ N 4º 17,495’ W) y Moulay Abdelah Dkak (31º 17,259’ N 4º 17,149’ W).

Para terminar, en el interior de Rissani se levanta el ksar Abou Am (31º 16,916’ N 4º 16,147’ W), restaurado y totalmente habitado. Su entrada presenta cierto aire urbano, como en muchos otros ksur del Tafilalet, debido a la influencia de Fez a través de las relaciones mercantiles. Este ksar es uno de los más visitados por el turismo en la zona.

Unos cien metros al norte de Abou Am vemos la kasba del siglo XIII o XIV que dio nombre a la población actual. En este caso la palabra "kasba" se emplea en su sentido de los fuertes construidos por el Estado en zonas rurales, sin relación alguna con las kasbas que hemos ido viendo a lo largo de nuestro recorrido. Una parte de esta kasba de Rissani (31º 17,074’ - N 4º 16,121’ W) está ocupada hoy por un pequeño museo donde se exponen los objetos hallados en las excavaciones de Sijilmassa (entrada libre en horario de oficinas).

De Rissani se puede seguir por asfalto hasta Merzouga para ver el desierto y las dunas del Erg Chebbi. Pero allí no se encuentra arquitectura tradicional porqué los habitantes eran nómadas que vivían en jaimas.

Etapa 6: de Rissani a Mhamid

De Rissani a Nkob

De Rissani a Nkob, la carretera circula por un desierto jalonado de acacias espinosas y de rocas en las que abundan los grabados rupestres. El único lugar importante desde el punto de vista arquitectónico en todo el recorrido es Tazzarine, pues el resto son básicamente zonas de pastoreo nómada.

Al llegar a Nkob, el viajero descubre cuatro decenas de kasbas que sobresalen de un inmenso palmeral, formando una hermosa imagen si no es un año de sequía. Todas estas kasbas fueron levantadas a principios del siglo XX por las familias Ait Atá que en esa época se hicieron sedentarias. Algunas de ellas han sido rehabilitadas como hoteles.

En la misma Nkob, dentro del complejo Baha Baha mencionado en el apartado sobre alojamiento, hay un interesante museo sobre las tradiciones de los Ait Atá, pequeño pero hecho con gracia. Entrada: 10 DH.

Dejando Nkob, la carretera discurre por un terreno árido y despoblado hasta alcanzar el valle del Drâa, que constituye una inesperada explosión de vida: es una sucesión de oasis jalonados por varias decenas de kasbas y tres centenares de ksur.

Quienes deseen conocer mejor este valle deberán leer el libro Trésors et merveilles de la vallée du Drâa reseñado en la sección ‟libros”.

Tomando en Tansikht la dirección de Zagora, descubriremos al poco rato Ouaouzagour, que está en ruinas pero goza de una vista espectacular gracias a su situación al borde del barranco.

Un poco más allá, en Oulad Atmane, veremos la kasba del caíd Al Arabi (30º 36,263’ N 6º 10,077’ W), uno de los grandes caídes del Drâa, que fue colaborador de El Glaoui durante la primera mitad del siglo XX. El edificio es de un estilo bastante tardío, con clara influencia urbana en los detalles, como los techos de cedro y los arcos que rodean las ventanas. Está abierto a la visita turística mediante el pago de una entrada y una parte ha sido transformada en alojamiento.

En Tinzouline aparece una kasba muy especial, llamada Er Ribat (30º 30,436’ N - 6º 06,012’ W). Se organiza en torno a un patio enorme, con veintiséis pilares sosteniendo galerías pero sin arcos, y en ella habita una familia sencilla que no dudará en haceros visitar el conjunto si lo solicitáis (prever una propina).

Antes de llegar a Zagora, el ksar Tissergat (30º 23,784’ N - 5º 51,528’ W) merece también una mención especial por su magnífica imagen de conjunto y por el hecho de haber sido restaurado en 1968 gracias al programa financiado por la FAO del que ya hemos hablado, de modo que hoy se halla en un estado de conservación bastante aceptable. En su interior hay un gran museo y una antigua kasba de El Hiba, transformada en hotel.

De Zagora a Mhamid

Zagora es un centro administrativo moderno sin otro atractivo que sus hoteles confortables.

El ksar Amezrou (30º 18,436’ N - 5º 49,356’ W) se halla casi pegado a Zagora y es uno de los más interesantes de la zona. Incluye un barrio en el que vivían los hebreos antes de su emigración en los años 1960 y una mezquita con un curioso alminar de tierra cruda.

Otro ksar de obligada visita es el de Tamegroute, con callejuelas absolutamente oscuras y misteriosas. Tamegroute es también el centro alfarero más importante del Sur de Marruecos y una zauía que cuenta con una amplia biblioteca de manuscritos árabes. Sin embargo, esta biblioteca ocupa hoy un edificio de construcción moderna. Por el contrario, el mausoleo de Sidi Mohamed Ben Nasser, fundador de la tárika Nasería en el siglo XVII, es antiguo y está decorado con yeso esculpido y madera de cedro. Entrada: la voluntad.

Más allá de Tamegroute la carretera se aparta del valle para superar un tramo encañonado del río, pero lo alcanza de nuevo en el oasis de Ktaoua, que fue otro de los grandes centros mercantiles históricos, como el Tafilalet, en la época en que las caravanas unían Marruecos al África subsahariana. Entre los múltiples ksur de la Ktaoua, destacaban por su actividad comercial Nesrat (30º 00,804’ N - 5º 31,781’ W), Beni Hayoun (29º 59,117’ N - 5º 33,027’ W) y Beni Sbih (29º 57,329’ N - 5º 33,774’ W).

Junto a Nesrat se levanta asimismo un ksar mucho más pequeño pero más espectacular por su altura y su situación entre dunas, Ait Isfoul. Se trata en este caso de un pueblecito donde vivían los guerreros Ait Atá encargados de la defensa de la población sedentaria de Nesrat, que se componía de pacíficos agricultores y comerciantes.

Pasado el oasis de Ktaoua, nos apartamos por segunda vez del valle para superar por un puerto el desfiladero de Foum Larjam, donde hay numerosos túmulos prehistóricos, y volvemos a bajar en el oasis de Mhamid. Allí las palmeras quedan esparcidas entre pequeñas dunas formando un hermoso paisaje.

Entre los ksur de este oasis hay que destacar Oulad Dris (29º 49,857’ N - 5º 39,337’ W), que data del siglo XVII. En su interior, dos viviendas han sido rehabilitadas y contienen un gran número de antigüedades, algunas de ellas bastante curiosas.

ARCHEO - EXPOSITION OULAD DRISS, tel. 0667966468. La entrada cuesta 20 DH incluidos el té y la visita guiada del ksar. Fue la primera iniciativa de este tipo tomada en la región y presenta un aspecto más cultural que su vecino, puesto que el promotor es etnólogo, si bien la casa es más pequeña.

MAISON TRADITIONNELLE - MUSÉE, tel. 0671517482. La entrada cuesta 10 DH con té incluido.

Llegados a la moderna población de Mhamid, una pista nos permite continuar hacia el sur y descubrir los últimos ksur, los más meridionales de la región. Entre ellos hay que destacar por su interés arquitectónico el de la propia Mhamid El Ghizlane (29º 48,450’ N - 5º 44,236’ W) y el de Talha (29º 48,834’ N - 5º 42,897’ W).

En este último se está revitalizando una actividad de alfarería que había sido importante en otra época.

Etapa 7: de Mhamid a Agdz

De Mhamid a Zagora hay que volver por el mismo itinerario de la ida.

De Zagora a Agdz también podemos regresar por la misma carretera que nos trajo de Nkob, pero es preferible hacerlo por la pista que recorre la margen izquierda del Drâa y no suele comportar dificultades, excepto en época de lluvias, y muchos tramos han sido asfaltados.

Entre los múltiples ksur que van surgiendo en esta margen izquierda, mencionaremos Timasla (30º 34,952’ N, 6º 07,942’ W) por su zauía de linda fachada y por su robusto alminar de tierra cruda. También hallaremos una curiosa casba en Taakilt (30º 36,973’ N, 6º 09,520’ W), levantada a partir de una torre de vigilancia circular, no para vivir en ella sino para celebrar reuniones y controlar la región y más tarde utilizada como escuela coránica.

Una vez alcanzamos la carretera de Nkob, tenemos la opción de ir hasta Agdz por la pequeña carretera asfaltada de la margen izquierda o de seguir por la nacional. En el primer caso, descubriremos una casba muy espectacular en Ait Hamou Ou Said (30º 40,962’ N - 6º 17,112’ W), situada sobre una peña que le permite erguirse altiva por encima del valle. Sin embargo, su imagen resulta más pintoresca viéndola desde la otra orilla, con el majestuoso río en primer plano. Construida en 1922, perteneció a un representante de El Glaoui y pasó luego a manos del Estado marroquí, que la utilizó durante un tiempo como escuela antes de abandonarla por completo. En 2009-2010 fue restaurada por la fundación de la BMCE y transformada en una escuela.

Si preferimos ir por la carretera nacional, veremos la kasba de El Bohali en Igharghar junto a la ruta, todavía en uso, y obtendremos una mejor imagen sobre la kasba de Ait Hamou Ou Said mediante un agradable recorrido pedestre desde Timidert, (30º 40,995’ N, 6º 17,912’ W), un ksar que está siendo restaurado por una asociación local y que merece también una visita.

En cualquier caso, es imprescindible pasar a la orilla izquierda más tarde o más temprano para visitar Tamnougalt (30º 40,505’ N 6º 23,300’ W). Este ksar de considerables dimensiones había sido durante muchos años la capital de la tribu Mezguida y sede del caíd que representaba al sultán en la zona. Los sucesivos caídes se construyeron diferentes kasbas, al principio dentro y más tarde fuera del ksar, algunas de ellas muy espectaculares por sus proporciones y por su decoración, única en todo el Sur de Marruecos.

Una de tales kasbas ha sido convertida ahora en restaurante con algunas habitaciones, mientras el conjunto del pueblo se ha beneficiado de un programa de rehabilitación financiado por la Cooperación Española. El ksar también ha sido objeto de un estudio detallado por parte del CERKAS, la Universidad Politécnica de Cataluña y el Colegio de Aparejadores de Barcelona, quienes redactaron un interesante informe (citado en la sección "libros"). La kasba del exterior impresiona por su situación en lo alto de una colina (30º 40,640’ N - 6º 23,797’ W), pero se halla en mal estado.

De Tamnougalt a Agdz se puede ir por la carretera asfaltada o bien por una pista que sigue la margen izquierda, pasando por el ksar y la kasba de Taliouine (30º 41,874’ N, 6º 25,440’ W), en ruinas.

Ya en Agdz, una carretera local de 2 km nos conducirá a la kasba del Caíd Alí en Aslim (30º 42,774’ N - 6º 26,697’ W), que fue construida hacia 1924 por el caíd de Tamnougalt. En su estructura muestra cierta influencia urbana, incluyendo un amplio riad con galerías alrededor de un patio que en su época estaba plantado de naranjos y limoneros.

Actualmente, dicha kasba se halla dentro del recinto del camping y contiene croquis y documentos cedidos por una asociación alemana que colabora en la restauración del monumento. La visita guiada cuesta 25 DH por persona.

De Aslim surge una pista bastante precaria que conduce a Tizgui, Rbat y a otros pueblos del curso alto del Drâa, bastante pintorescos: una pequeña excursión muy recomendable a quienes dispongan de un vehículo todo terreno.

Etapa 8: de Agdz a Marrakech por Tasla y Taznakht

La carretera nacional va de Agdz a Ouarzazate por una zona montañosa con abismos que cortan el hipo, si bien resulta pintoresca por su naturaleza agreste. No obstante, aquí proponemos una alternativa con menos curvas y con la oportunidad de visitar una última kasba: la de Tasla.

Tasla (30º 34,008’ N, 6º 45,394’ W) es un antiguo ksar en ruinas y en su interior una familia del pueblo ha emprendido la restauración de la vivienda del jefe local, convirtiéndola en un museo. Esta iniciativa merece todo nuestro apoyo, por lo que consideramos que si algún viajero no va a seguir esta ruta alternativa, como mínimo debe realizar una escapada desde Agdz para ver Tasla.

Además de contener numerosos objetos de uso tradicional, el museo es realmente digno de visita por la propia morada que ocupa y especialmente por sus techos y columnas de madera pintada. Entrada: la voluntad.

En Taznakht tomamos la carretera de Ouarzazate, pero, sin llegar a esta urbe, vamos a la izquierda hacia Marrakech. Antes de alcanzar el Tizi n’Tichka pasamos por Ighrem n’Ougoudal (31º 13,693’ N - 7º 10,758’ W), donde un granero comunitario magnífico, en forma de casba, fue restaurado por el Ministerio de Cultura. Se puede visitar mediante una propina para el guardián, que vive al lado. En su interior se observan los compartimentos donde las diferentes familias almacenaban sus cosechas, repartidas alrededor de un fantástico patio central con columnas de madera de junípero del Atlas.

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